BUSCANDO UNA SOLUCION A NUESTROS
PROBLEMAS
Para poder solucionar los
problemas que tenemos como nación lo primero que debemos hacer es centrar
nuestra atención en cada una de nuestras familias. Debemos ir al origen del ser
humano, y en su origen no se hayan las instituciones políticas, no se hayan las
empresas económicas, no se hayan las instituciones educativas, se haya la
familia.
Así pues, si nos esforzamos por
mejorar la familia mexicana estaremos haciendo que nuestro país progrese desde
su núcleo, desde su mismísima raíz. Todo progreso que logremos nosotros los
mexicanos que no parta del adecuado desarrollo de nuestra propia familia está
condenado a convertirse tarde o temprano en un progreso efímero, en un progreso
frágil, en un progreso irremediablemente aparente porque no mejora el núcleo de
nuestra sociedad, nuestra propia familia. La familia debe pues convertirse en
el centro de nuestra preocupación y ocupación como mexicanos.
¿Qué preguntas debemos hacernos
sobre nuestra familia para desarrollarla adecuadamente? Podemos hacernos
preguntas sobre ella que pueden arrojar una solución superficial y parcial a
nuestros conflictos, o podemos hacernos preguntas que encuentran respuestas que
buscan solucionar nuestros problemas familiares de manera profunda, de manera
que implica cambios en nuestra manera de pensar y que por ello nuestra conducta
diaria se ve obligada a transformarse en una nueva manera de vivir más acorde con
la altísima dignidad humana que nos corresponde.
Es indudable que cada uno de
nosotros queremos ser felices en la vida. Sinceramente eso es lo que deseamos
como seres humanos que somos, queremos ser felices. El problema está en que
desgraciadamente muchas veces buscamos la felicidad donde no se encuentra. Ese
es el gran problema que tenemos como seres humanos. Buscamos saciar nuestro
deseo de felicidad de manera desordenada y en cosas que aparentemente nos lo
saciarán pero que en realidad no lo harán. Necesitamos educarnos a nosotros
mismos y educar a los que están bajo nuestro cargo. Educarnos de tal manera que
las tendencias que tenemos se encausen a alcanzar los bienes verdaderos y no
los falsos. Si no hacemos esto nuestros problemas personales y sociales van a
continuar irremediablemente y nos seguiremos haciendo mucho daño a nosotros
mismos y a los demás.
Así pues, la pregunta que debemos
hacernos cada uno de nosotros es la siguiente: Yo como miembro de mi familia y
como miembro de esta gran familia de familias que es México ¿estoy buscando el
bien de los demás o estoy egoístamente buscándome a mi mismo? ¿Mi vida está
puesta al servicio de los demás o lo que quiero es que los demás estén a mi
servicio? ¿Estoy amando o estoy siendo egoísta en la vida?
Nosotros, los seres humanos, no
somos como los animales que solo buscan satisfacer sus propios instintos.
Nosotros, los seres humanos, tenemos inteligencia, libertad y sobre todo
capacidad de amar. Eso es lo que nos distingue de los seres irracionales, lo
cual nos da un tan grande valor que muchas veces excede nuestra propia comprensión.
Por eso en la mediada en que ejerzamos en nuestra vida esa capacidad de amar
que nos es propia podremos vivir según la altísima dignidad que nos corresponde
como seres humanos que somos.
Así pues, no busquemos soluciones
aparentes a los problemas que tenemos como mexicanos, la solución está en que
nos decidamos a amar con todo nuestro corazón a los miembros de nuestra propia
familia en primer lugar, y después, como redundancia, a amar a todos nuestros
demás compatriotas.
Diego Alberto Treviño
Rodríguez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario