Es muy triste constatar la
situación de inseguridad que se vive en nuestro país. A todos los mexicanos de
una manera o de otra nos ha afectado la ola de violencia que el crimen
organizado ha desatado en los últimos años en nuestro territorio nacional. Cómo
quisiéramos que nada de eso existiera, que todo eso fuera como una pesadilla de
la cual despertáramos aliviados de que solo fue un mal sueño, pero no, se trata
de una realidad que a todos nos está afectando.
Es en esta deplorable situación
en la que debe manifestarse lo mejor que hay en nosotros, nuestro amor a la
patria, nuestro amor a nuestra familia, la solidaridad que hay entre nosotros
los mexicanos. Es un problema que tenemos como nación y como tal solo unidos
como pueblo lo podemos solucionar.
Desde tiempo inmemorial la vida
entre nosotros los seres humanos ha sido una constante lucha. Cuando cada uno
de nosotros nacemos no entramos a un paraíso que nos asegura nuestra dicha, no,
claro que no. Cuando nacemos entramos, querámoslo o no, a un campo de combate
en el que no está asegurada la plena realización de nuestra persona. Y como
muestra de esto se encuentra la primera realidad a la que nos enfrentamos al
nacer: nuestros padres. Ellos, aunque tengan muchas cualidades no son seres
perfectos. Se encuentran por desgracia en posesión de muchos defectos, los
cuales querámoslo o no nos van a afectar en nuestro desarrollo cómo personas. Y
así cómo esto se encuentra por extensión la sociedad humana que nos acoge:
tiene cosas positivas y tiene cosas negativas. Por eso vivir consiste en saber
aprovechar lo positivo que hay en nuestro entorno y saber negarse uno mismo a
todo lo negativo que se nos presenta.
Entre las cosas más negativas que
hay en la vida se encuentra el negro mercado del consumo de la droga y toda la
maldita maquinaria que se encuentra detrás de la misma y que hace que esta se
pueda producir y distribuir. Lo básico que debemos hacer para eliminar tan gran
mal que está entre nosotros es saber decirle que no a la droga, y saber educar
a las personas que están bajo nuestra responsabilidad para que también le digan
que no a esa falsa obtención de felicidad. Y lo segundo que debemos hacer ya es
responsabilidad de los gobiernos de nuestras entidades: combatir a los productores
y distribuidores de la droga hasta vencerlos y llevarlos ante la justicia.
Es precisamente en estas graves
crisis en la que se muestra el material del que estamos hechos. Algunos, debido
al mal proceder que han tenido en su pasado, ante estas calamidades se
acobardan y se desesperan; otros, por el contrario, debido a los buenos valores
que han vivido comienzan a manifestarse con mayor entereza y lucidez. Como
éstos últimos debemos ser. Fuertes, sólidos. No sólo con confianza, sino con la
capacidad de trasmitir ésta a los demás; sobretodo a aquellos que dependen de
nosotros y que tenemos la responsabilidad de guiar por la vida, como a nuestro
cónyuge, a nuestros hijos o subalternos.
Confianza, confianza es lo que
debemos esforzarnos por tener para unidos superar éste terrible mal. Saber
enfrentar la presente situación con determinación y en unidad con todos los
mexicanos de buena voluntad, y si es preciso, dar la propia vida por el bien de
nuestra sociedad.
Diego Alberto Treviño
Rodríguez.
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